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ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA

El inicio de la alimentación complementaria y la introducción de alimentos es una etapa muy esperada por los padres que a su vez genera muchas dudas, agobios...


La alimentación complementaria (AC) se considera un proceso por el cual se ofrecen al bebé alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil, como un complemento a su alimentación y no como sustitución de ésta. Su alimento principal durante el primer año de vida es la leche, lo demás es un complemento.


Se recomienda mantener la lactancia materna (LM) de forma exclusiva durante los 6 primeros meses de edad y, a partir de ese momento, añadir paulatinamente el resto de los alimentos, manteniendo la LM a demanda todo el tiempo que madre y bebé deseen.


Es importante esperar hasta alrededor de los 6 meses para iniciar la alimentación complementaria y así aseguramos de haber conseguido el nivel de maduración neurológico, renal, gastrointestinal e inmune necesario del organismo para poder ingerir y gestionar alimentos diferentes a la leche.


Se considera que un bebé está preparado para ingerir alimentos diferentes a la leche cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos. Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los bebés lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes.


Los requisitos necesarios para poder iniciar la alimentación complementaria son:

❖ Presentar un interés activo por la comida.

❖La desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua).

❖ Ser capaz de coger comida con la mano y llevarla a la boca.

❖ Mantener la postura de sedestación con apoyo.



Una introducción muy precoz de la AC puede conllevar riesgos a corto y largo plazo.


A corto plazo:

❖ Posibilidad de atragantamiento.

❖ Aumento de gastroenteritis agudas e infecciones del tracto respiratorio superior.

❖ Interferencia con la biodisponibilidad de hierro y zinc de la leche materna.

❖ Sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos.


A largo plazo:

❖ Mayor riesgo de obesidad.

❖ Mayor riesgo de eccema atópico.

❖ Mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 1.

❖ Mayor tasa de destete precoz, con los riesgos añadidos que esto conlleva.


El alimento principal sigue siendo la leche materna, por lo que se deberá ofrecer el pecho a demanda y con frecuencia, o la leche de fórmula en caso de no ser amamantado, como hasta el momento, antes de ofrecerle otros alimentos, y no sustituir tomas de leche por alimentos.


La introducción a la alimentación complementaria es un acercamiento del bebé hacia nuevos alimentos, un mundo de experiencias que le ofrecerá una gran variedad de sensaciones e información con la que disfrutar y divertirse. Sabores, texturas, olores, formas y colores... Todo un mundo nuevo por descubrir.

Es un proceso gradual. Habrá momentos que pruebe o juegue con los alimentos y habrá momentos y/o alimentos que no quiera ni ver ni tocar o que no le interesen. Debemos pensar en la alimentación complementaria como un primer acercamiento del bebé hacia diferentes sabores, texturas, olores... y no como un aporte de nutrientes.


Se les debe ofrecer comida sana, nutritiva y segura, y ellos deciden qué y cuánta cantidad comen. Al igual que ocurre durante el periodo de LM exclusiva, durante el periodo de AC debemos respetar las señales de hambre y saciedad del bebé. La OMS recomienda seguir los principios de la alimentación perceptiva, sin forzar a comer o distraer. El apetito de los lactantes es diferente en cada bebé y en cada circunstancia concreta. Es importante que tengan a su alcance variedad y disponibilidad de comida real, sana y segura.


Obligar, presionar o premiar son estrategias que interfieren con la percepción del bebé de su propia saciedad y pueden aumentar el riesgo de sobrepeso, de problemas en relación con la comida y de escasa variedad a la hora de comer, en contraste con lo esperado. Estas estrategias están desaconsejadas, así como ofrecer comida al lactante o preescolar como consuelo emocional.


Ofrecer el pecho a un lactante en momentos de estrés (vacunación, dolor, sueño, etc.) no se considera “consolar con comida” y tampoco aumenta el riesgo de obesidad. Esta “succión no nutritiva”, así como el contacto piel con piel y la interacción con la madre, ayuda al control del dolor y disminuye el tiempo de llanto.


Disfruta de esta nueva etapa sin presiones, ni expectativas, es un momento de juego y disfrute, de conocer cosas nuevas, descubrirlas y sentirlas, sin agobios ni prisas. Su alimento principal sigue siendo la leche.




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