DESARROLLO NEURO-SENSO-PSICOMOTRIZ
Actualizado: 25 nov 2022
La adquisición de hitos motores y los tiempos establecidos desde las unidades de pediatría para su realización es uno de los temas que más inquieta y preocupa a las familias.
En relación al desarrollo neurofuncional del bebé existe mucha información sobre la necesidad de estimular su desarrollo y cómo hacerlo, pautas y recomendaciones algunas de ellas desaconsejadas, que indican a las familias determinados ejercicios, posiciones a colocar al bebé e intervenciones a realizar para alcanzar determinados hitos motores. Aún, con bastante frecuencia, se pueden encontrar pautas en las que detallan determinadas posturas y movimientos a practicar con el objetivo de reforzar la musculatura, como poner al bebé boca abajo para que controle la cabeza, sentar al bebé con apoyo para que tonifique su espalda, estimular el gateo o ayudarlos en la marcha.
Conocer cómo se produce el proceso de desarrollo neuro senso-psicomotriz nos ayuda a entender cuáles son las realmente las necesidades senso-psicomotrices del bebé y a establecer cómo se debe acompañar cada etapa.
La adquisición de hitos motores no es algo que se deba aprender o entrenar, no depende de la fuerza. Es un proceso que va de la mano de la maduración del sistema nervioso, del desarrollo sensitivo (tacto, oído, vista y visión) y de la integración de reflejos primitivos o ancestrales, los cuales dan paso a patrones de movimiento voluntario.
En los primeros años de vida se establecen las bases sobre las que se sustenta la estructura física, emocional y mental de la persona. A lo largo de estos años y cuando el desarrollo es correcto, se activan una serie de circuitos y estructuras cerebrales, que permitirán al cerebro ser capaz de aprender y, al mismo tiempo, se fundamentan las bases para desarrollar una correcta autoestima y un terreno emocional equilibrado.
Detrás de cualquier conducta motriz, perceptiva, adaptativa o de comunicación, hay un cerebro en formación creando circuitos y conexiones neuronales que hemos de saber interpretar.
Debemos respetar el ritmo de desarrollo neurofuncional de cada bebé, el paso por cada una de las etapas y sus tiempos, no adelantar acontecimientos. La intervención por parte del adulto que adelanta posiciones o etapas crea consecuencias en el desarrollo posterior.
Para pasar de etapa o posición el bebé debe controlar y dominar el paso previo. Ello nos indica que a nivel neuro-senso-psicomotriz posee los recursos necesarios para desarrollarse en esa posición y es capaz de sacarle partido. La etapa en la que se encuentra cada bebé y cómo actúa en ella nos da infomación sobre el estado de su desarrollo interno (a nivel sensitivo y neurológico).
Por ello, sólo debemos colocar al bebé en posiciones a las que haya llegado por sí solo y que controle. Debemos asegurarnos de ofrecer un entorno adecuado a sus necesidades de desarrollo favoreciendo la libertad de movimiento y la actividad autónoma.
Por ejemplo... Colocar a un bebé que no ha integrado el eje medio corporal y la línea media, no controla la extensión y no tiene control cefálico en decúbito prono (posición de tummy time) no lo va a beneficiar, al contrario, va a interferir en su desarrollo. Se fomentará el reflejo de hiperextensión cefálica, se sobrecargará su musculatura suboccipital, y la dificultad de girar la cabeza le predispondrá a especializarse en una posición corporal asimétrica desorganizando la construcción del eje medio.
Solemos tener prisa, pero debemos tener en cuenta que antes no suele ser mejor, es más importante asegurarnos de que el paso por cada etapa sea el correcto y el desarrollo se produzca en una progresión armónica que alcanzar un hito motor en sí en determinado intervalo de tiempo. Se están creando caminos y construyendo la base sobre la que se va a sustentar el desarrollo y el aprendizaje a lo largo de la vida.
A lo largo de estos seis primeros años de vida, se producen cambios físicos y biológicos muy importantes que, en caso necesario, hay que tratar para que no interfieran el desarrollo posterior, debemos prevenir problemas madurativos y alteraciones funcionales en el futuro.
Desde el momento del nacimiento, es recomendable realizar un programa de prevención, revisando periódicamente que se integre correctamente cada etapa del desarrollo y que nos permita detectar alteraciones y así poder corregirlas.
Es especialmente importante realizar una exploración en los siguientes momentos:
Al mes de vida.
En el inicio del volteo.
Al comenzar a gatear.
Previo a la deambulación.
A los dos años de vida.
Al iniciar la escolaridad.
Sobre los cinco años.
A través del movimiento se desarrollan aspectos como:
La autoconciencia y el conocimiento del propio cuerpo.
La orientación y la organización espacial; en el espacio y con nosotros mismos.
La coordinación ojo- mano.
La postura y el equilibrio.
La lateralidad.
La planificación motriz: anticipar, organizar y ejecutar un movimiento.
La percepción de la eficiencia.
Las coordenadas espacio-temporales.
La coordinación bilateral y la relación interhemisférica con cruce de línea media. Básica en cualquier aprendizaje; a la vez integra el Sistema Visual, el Vestibular, el Sensorial y el Propioceptivo.
La visión binocular o capacidad de coordinar ambos ojos simultáneamente.
La seguridad, la autoestima
Estos aspectos influirán en habilidades posteriores, necesarias en cualquier aprendizaje, no solo motor, sino también en la lectura, la escritura, el lenguaje...
En consulta trabajamos combinando el tratamiento osteopático específico pediátrico, el acompañamiento y la estimulación del desarrollo neuro-senso-psicomotriz y la valoración e integración de los reflejos primitivos.
Ayudemos juntas a tu peque a construir una buena base sobre la que crecer y aprender.

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